Los feminicidios no contados

Por Francisco Rodríguez | Semanario / Vanguardia

agosto 10, 2022 | 6:54 pm


Los feminicidios no contados

Este reportaje forma parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists, en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers.

Desde 2015, 269 asesinatos de mujeres en Coahuila no fueron juzgados como feminicidio, pese en algunos casos, tener elementos para ser reconocidos como tal: homicidios con huellas de violencia sexual, casos de mutilaciones o mujeres arrojadas en lugares públicos son solo algunas muestras.

-Caliéntame la carne –ordenó José Roberto García a su esposa Danna Milagros Cigarroa Rocha alrededor de las 10 de la noche del 10 de octubre de 2015.

-No, caliéntatela tú –respondió Danna.

El matrimonio con una hija y un hijo comenzó a discutir. Danna entró al cuarto. José Roberto tomó un cuchillo con un mango de madera. Dentro del cuarto siguió la discusión.

-¡Caliéntate tú, no soy tu chacha! –le dijo Danna a su esposo.

-¿Por qué chingados no me vas a dar de cenar? –cuestionó el marido.

José Roberto enterró el cuchillo a su esposa a un costado del tórax. Y huyó.

Lo anterior es la confesión rendida por José Roberto García ante el agente del ministerio público el 11 de octubre.

-¡Fíjese por qué! –exclama Rosa María Rocha González, madre de Danna Milagros desde su casa, la misma donde sucedió el homicidio de su hija.

Según la madre, cuando el marido la apuñaló, su hija se puso una toalla en la herida y sacó a sus hijos de casa porque tenía miedo que también los quisiera agredir. Una vecina los resguardó en su casa. Danna Milagros quedó tendida a las afueras del hogar.

La señora Rosa María Rocha vivía en Estados Unidos y tuvo que viajar a Torreón, Coahuila para seguir el proceso de su hija y luchar por la patria potestad de sus dos nietos.

-Cuando pasó pues uno no sabe. Le dan a uno las hojas. No quería saber nada porque no quería saber cómo había sido asesinada. Veo que dice uxoricidio. ¿Qué significa?

El caso de su hija fue tipificado como uxoricidio (asesinato de una mujer a manos de su marido) con circunstancia calificativa de ventaja. Así fue sentenciado el marido un año después.

Danna Milagros es una de 269 mujeres asesinadas en 249 carpetas de investigación desde 2015 hasta los primeros tres meses de 2021, cuyos casos no fueron tipificadas como feminicidio, sino como homicidio doloso, homicidio calificado o algún tipo de homicidio por razón de parentesco como el uxoricidio. 

El homicidio doloso actualmente se castiga en Coahuila con una pena que va de los siete a los 16 años de prisión, y en caso de ser tipificado como homicidio calificado, la sanción va de los 18 a los 45 años, dependiendo del calificativo, o hasta los 65 años si es respecto a dos o más personas.

Para esta investigación se solicitó a la Fiscalía General del Estado Coahuila informara la causa de muerte y/o lesión de muerte de todos esos casos que no fueron tipificados como feminicidio. Además, se solicitó conocer en cuántos de esos casos había rastro de violencia sexual y el lugar donde fue hallado el cadáver de cada mujer.

La información entregada por la misma autoridad revela que asesinatos de mujeres que cumplían con las características del Código Penal para clasificar la privación de la vida de una mujer por razón de género, y por consecuencia como feminicidio, no se clasificaron como tal.

Se trata de casos de mujeres encontradas con huellas de violencia sexual, otras mutiladas o arrojadas en terrenos o casos como el de Danna Milagros, cuyo homicida era su esposo, una de las razones para tipificar el delito como feminicidio.

Hasta antes de septiembre de 2019, el Código Penal de Coahuila establecía las características de un feminicidio era:

-La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo.

-Se le haya infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes

-Existan antecedentes de violencia o discriminación por género del responsable contra la víctima.

-Haya existido una relación sentimental, afectiva o de confianza entre el sujeto activo y la víctima.

-El cuerpo sea expuesto, depositado o arrojado en un lugar público, en circunstancias que degraden o menosprecien a la víctima.

A partir de la reforma de septiembre de 2019, se adicionaron como características el que hayan existido amenazas, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima o que la víctima haya sido incomunicada previo a la privación de la vida.

“Cualquier que ocurra, se debe clasificar como feminicidio. Aunque sea una sola”, asegura Martha Rivera Hernández, directora general de Investigaciones Especializadas de la Fiscalía de Coahuila.

Pero al parecer no se sigue al pie de la letra: de 2015 a los primeros tres meses de 2021, cuatro mujeres fueron asesinadas y abusadas sexualmente y sus casos fueron clasificados como homicidio doloso y no como feminicidio.

Una mujer en 2015 fue estrangulada y abusada vía anal en despoblado. Otras dos mujeres fueron matadas a golpes y abusadas sexualmente en un mismo domicilio. Y en 2020, una mujer fue asfixiada en un domicilio y tenía huellas de haber sido penetrada violentamente de manera vaginal en menos de 10 días.

“Ah canijo”, reacciona Martha Rivera cuando este reportero muestra estas cifras que la misma Fiscalía entregó vía transparencia. Menciona que revisará los casos donde se refiere violencia sexual y asegura que si todavía están en proceso, hay oportunidad de hacer una reclasificación correcta.

Rosa María Rocha cuenta que inclusive en el caso de su hija Danna, había antecedentes de violencia y amenazas. Asegura que cinco meses antes de su asesinato, denunció a autoridades estatales que fue amenazada por su esposo y que inclusive éste le había advertido cómo la iba a matar: a puñaladas.

De las 269 mujeres asesinadas de forma violenta y cuyos casos no fueron clasificados como feminicidio, 55 fueron asesinadas por arma blanca, 99 fueron matadas con arma de fuego, 63 a golpes, 32 estranguladas, seis por asfixia, tres por atropellamiento, una calcinada, una cercenada, tres decapitadas, dos degolladas, dos por quemaduras, una desmembrada y calcinada, y una por “torniquete”.

Rosa María Rocha.
Rosa María Rocha, madre de Danna Milagros, siente impotencia de que las autoridades no respeten las leyes Foto: Iván Gutiérrez

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Ariadne Lamont, directora de Incidencia y Acompañamiento del Instituto de Formación, Investigación y Consultoría de Género y Derechos Humanos (INCIDE Femme), considera que persiste la mala clasificación de los delitos de feminicidio.

Ejemplifica que las lesiones infamantes no se especifican qué son y recuerda el caso de 2017 de una adolescente de 15 años que fue encontrada en una finca con un palo de escoba en el ojo. El caso no fue clasificado como feminicidio, y lo asociaban más con prácticas de brujería.

Ariadne Lamont
La activista Ariadne Lamont asegura que persisten las malas clasificaciones en el delito de feminicidio. Foto: Iván Gutiérrez. 

Martha Rivera de la Fiscalía estatal, recuerda que desarrollaron un protocolo para la investigación de feminicidios en el Estado, que son lineamientos e interpretaciones que se deben seguir.

-Si el código nos habla de violencia sexual, qué significa violencia sexual, remitirnos al protocolo. Si habla de cualquier tipo de violencia, remitirnos a los tipos de violencia. Si habla de un cuerpo arrojado o depositado, qué significa el depósito o arrojamiento, qué significan las mutilaciones –explica.

Por ejemplo, el protocolo dice que para determinar la existencia de lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, el personal que integra el equipo de investigación deberá atender tres puntos, como la ubicación y cantidad de las heridas para medir el “ensañamiento del agresor”, lo que tiene relación con el detonante del feminicidio.

Otro punto es que esas lesiones “dejan huella material” o que el tratamiento degradante o destructivo del cuerpo de la mujer, “ha sido una constante en los feminicidios, lo cual implica saña o crueldad”.

En 2016, una mujer fue desmembrada y calcinada, y no se pudo definir la causa de muerte por la ausencia de la mayor parte del cuerpo. En 2019 otra mujer fue cercenada con lesiones a nivel de tejido y óseo, realizadas con objeto punzocortante. Pero no se contó con el resto de los segmentos corporantes, y “no se pudo establecer la causa directa y por lo tanto el mecanismo de muerte”. En 2017, una mujer murió por un shock hipovolémico causado por degollamiento.

Ninguno fue considerado feminicidio. Las tres mujeres, además, fueron encontradas muertas en vía pública.

-El hecho del desmembramiento y en ocasiones ponerlas en bolsas de basura y haberlas tirado, ya te da por sí solo el tipo penal de feminicidio. Es deshumanización, desecho, como si fueran basura -considera Lucía Razo, abogada y acompañante de víctimas.

En la característica de “si el cuerpo de la víctima fue expuesto, depositado o arrojado en un lugar público”, el protocolo habla de que la “exposición implica la presentación del crimen de tal manera que éste sea visible”, el depósito indica “la intención de que el cuerpo fuera encontrado de cierta manera, su colocación en un espacio particular de una forma especial revela los móviles del agresor”. Por su parte el arrojamiento “implica un desprecio del agresor por su víctima en el acto de desapoderarse del cuerpo en un espacio público”.

Martha Rivera dice que en el tema de las mujeres asesinadas en vía pública o despoblado, se tiene que analizar el contexto de cada caso. Y son varios: 108 mujeres fueron asesinadas en la vía pública, cuatro fueron encontradas muertas en baldíos, una en un camino de terracería, 15 en despoblados, una en un estacionamiento de centro comercial, una en una granja, otra en un hospital, dos en hotel, una en mercado, ocho en negocios, una en presidencia municipal, y una en institución educativa. El resto, 124 mujeres, fueron asesinadas en un domicilio.

En su domicilio fue asesinada Danna Milagros Cigarroa Rocha, una madre que soñaba con sacar adelante a sus hijos. Quería ver crecer a su hija e hijo. Que estudiaran una carrera. Siempre dibujaba una sonrisa. Para su madre Rosa María Rocha, es una impotencia que las autoridades no informan bien cómo deben llevar un proceso y no respetan las leyes, leyes que de haberse respetado, habrían calificado el homicidio de su hija como feminicidio.

Feminicidios y homicidios en trámite

Martha Rivera Hernández, directora general de Investigaciones Especializadas de la Fiscalía de Coahuila, refiere que el histórico de casos de feminicidio desde noviembre de 2012 que fue cuando se incluyó el delito en el Código Penal de Coahuila, es de 126 casos (105 desde 2015), de los cuales 99, asegura, ya están judicializados, más siete casos en que se determinó el no ejercicio de la acción penal porque se reportó la muerte del presunto responsable, más cuatro que fueron reclasificados por el juez.

Sin embargo, de las 99 carpetas judicializadas suman menos de 50 sentencias por el delito de feminicidio. Prácticamente la mitad sigue en trámite.

Según datos de la fiscalía de Coahuila proporcionados a través de una solicitud de información, de 96 órdenes de aprehensión giradas desde 2013 hasta marzo de 2021, faltaban 10 por cumplimentarse y 26 casos todavía estaban en trámite.

Además, todavía hay casos que están lejos de obtener justicia.

El 3 de noviembre de 2016, Ana Karen Aguilar Félix, una cosmetóloga de 27 años, fue asesinada por su pareja, quien también violó a su hijastra. Hasta la fecha no se sabe nada del presunto responsable.

Su madre, Diana Félix, asegura que ella es quien ha pasado información a los investigadores sobre direcciones y trabajos de la familia del presunto responsable.

El 24 de diciembre de 2015, Claudia Alejandra Gámez Martínez de 19 años, fue asesinada por su exesposo. También mató al novio de ella. Hay orden de aprehensión pero cada que la madre Angélica Martínez Díaz pregunta por avances, le responden con una pregunta: “¿ha sabido algo?”.

En los casos de homicidios dolosos de niñas o mujeres, la historia de impunidad no es diferente: de 249 carpetas de investigación desde 2015, un 21 por ciento, 52 casos, han concluido. El resto sigue sin castigo.

Otros créditos:

Fotografías de Iván Gutiérrez

Grabación de video: Iván Gutiérrez.

Edición de video: Juan Manuel Rodríguez

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