Mexicali.- Además del impacto sanitario que representa encontrarse en medio de una pandemia como la ocasionada por el Covid-19, los albergues que dan asilo a cientos de migrantes en esta ciudad se enfrentan a la crisis de ayuda humanitaria que la propia contingencia ha generado, toda vez que se han reducido los apoyos sociales y de gobierno.
Tal es el caso del albergue COBINA, ubicado en la colonia Pueblo Nuevo de Mexicali y en donde viven alrededor de 143 migrantes, entre ellos 52 niños y 16 adolescentes.
Altagracia Tamayo Madueño, responsable del albergue, reconoció que a partir de la contingencia sanitaria el número de apoyos sociales disminuyó considerablemente y han logrado sobrevivir gracias a las donaciones de algunas agrupaciones como el Colectivo LGBTTTI, Cruz Roja Internacional y la asociación civil Bondad Frontera.
“Ya no viene la gente por el Covid, ya no viene como antes, por allá muy esporádicamente”, expresó.
Detalló que Cruz Roja Internacional donó insumos para higienizar e incluso realizaron cursos relacionados con el cuidado y la prevención del Covid-19, pues durante toda la cuarentena no han recibido apoyo del gobierno estatal o el federal.
“Había doctor aquí, pero por lo del Covid se la llevaron y ya no estuvieron. Aquí hubo 12 casos de probable Covid y yo que salí infectada, pero de ahí ha sido un esfuerzo de cada día y de albergues ya quedamos bien poquitos”, indicó.
Al interior del albergue COBINA habitan familias completas, la mayoría arribaron con las caravanas registradas en 2019 y llevan estancados más de un año en Mexicali debido a las políticas migratorias de los Estados Unidos, cuyos trámites se suspendieron debido a la contingencia sanitaria.
“Algunos si pasaron, yo tenía 480 personas aquí, una parte de esas las deportaron y la otra parte alcanzó a cruzar, si cruzaron como unos 60 de este albergue fueron muchos, puras mujeres con niños, solas”, detalló Altagracia.
Con la pandemia, las prácticas al interior del albergue tuvieron que cambiar, sin excepción todos los residentes tienen que lavarse las manos de forma constante, los niños se bañan todos los días y las instalaciones son limpiadas cuatro veces al día.
Peor aún, todos los habitantes se mantuvieron bajo encierro durante 4 meses, incluso los hombres y mujeres adultos que regularmente salen a trabaja, con el propósito de evitar contagios.
Hace apenas un par de semanas se vieron en la necesidad de volver a salir, toda vez que los familiares que viven en Estados Unidos también se encuentran sin trabajo y por consiguiente no pueden enviar dinero.
“Por todos lados ha sido afectado esto y está mal; yo del gobierno lo que espero, y lo vuelvo a decir, yo no me quiero pelear con ellos, que se toquen el corazón y aunque diga Uribe (Alejandro Ruiz Uribe, Delegado Federal Único en Baja California) que no hay migrantes y que nos está atendiendo, la realidad es que nosotros ni siquiera hemos recibido alimentos, ni un vaso de agua nos ha dado”, denunció.
Altagracia Tamayo Madueño consideró que el cambio de gobierno a nivel federal ha sido una pesadilla para los organismos de la sociedad civil, pues en varias ocasiones han sido calificados de corruptos, lo cual es una mentira.
“Uribe ha violentado los derechos humanos de todos los migrantes al quitarles las ayudas del alimento, de la salud, pese a ellos hemos sobrevivido, no hemos vivido, hemos sobrevividos todos los albergues y todas las asociaciones civiles”, puntualizó.
Lamentó que el gobierno federal y en particular el Delegado Único, Alejandro Ruiz Uribe, le haya dado la espalda a los migrantes y los este invisibilizando.
Altagracia padeció Covid-19 y estuvo fuera durante 19 días, periodo en el que evidentemente no pudo atender el albergue y aunque ya se encuentra recuperada reconoció que tiene secuelas, por ejemplo, en ocasiones tiene problemas para respirar, lo que según los médicos es un efecto que deberá pasar con el transcurso de las semanas.
Mientras tanto el albergue COBINA sigue operando y debido a la cantidad de niños y niñas, requieren una gran cantidad de alimentos, leche, pañales.
Este texto es publicado por el Border Hub con autorización de RadarBC. Aquí el texto original
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